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27/7/10

LA MUJER EN LA VISION DEL G12

“Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:36-38).

Un pastor amigo nuestro se había esforzado por conocer cada aspecto de la visión, a fin de implementarla cuidadosamente dentro de su iglesia. Sin obtener los resultados esperados, buscó fervientemente a Dios llegando a una conclusión: La base fundamental de la visión de G12 es la compasión. Lo que movió a Jesús a establecer una estrategia para reclutar al mayor número de personas posibles fue la compasión por la gente. El sabía muy bien que era el Hijo de Dios, pero también era consciente de que mientras estuviera en esta tierra estaría limitado por un cuerpo humano, y que la responsabilidad de la iglesia debería ser compartida con otras personas. La mejor forma de hacerlo era a través de Gobierno de los Doce.

Diferencia entre G12 (Grupo de doce) y la célula
Existe una diferencia entre la célula y la reunión del equipo de doce. La célula se refiere a un grupo abierto y cualquier persona puede asistir a él. En cambio, la reunión de G12 corresponde a un grupo cerrado. Mi mejor equipo de doce en Bogotá, lo inicié con una célula evangelística, en la cual gané a las personas, las consolidé, las envié a Encuentros y a la Escuela de Líderes. Durante ese año, observé el comportamiento de sus integrantes para determinar quiénes habían crecido en la fe, hice una selección y formé mi grupo de doce.
En todo este proceso, siempre aplico la Escalera del Éxito, porque si en mi célula dejara de ganar almas y multiplicarme, el concepto celular se desfiguraría. Cuando se establece bien la visión, uno aprende a ser un verdadero guía, recibiendo la unción evangelística para ganar almas, la unción pastoral para enviar a la gente al Encuentro, la unción del maestro para enseñar en la Escuela de Líderes y la unción apostólica para conformar un grupo de doce personas, las cuales dirigen sus propias células.

En G12 enseño temas de liderazgo. Los temas que hablo son especialmente aquellos relacionados con la formación del carácter y la visión.

Cuando uno alcanza su propio G12, deja de ser encargada de célula para convertirse en una supervisora de doce células.
Cuando usted logra tener su G12, algo sucede en el mundo espiritual, el Señor le proporciona una autoridad especial sobre los principados de su ciudad. En la época de Elías, el pueblo tenía el corazón dividido; por un lado, seguía a Baal, por el otro, a Jehová. Estaban tan confundidos espiritualmente que no sabían cuál era el verdadero Dios. En estos tiempos, no diferimos mucho de aquel pueblo; la gente aún sigue preguntándose cuál es la verdadera religión y a qué dios debe adorar. De aquí la importancia del G12. Elías realizó un acto profético al juntar doce piedras que representaran las doce tribus de Israel. Cuando él oró, cayó fuego del cielo. Lo mismo sucederá cuando usted alcance su G12.
Dentro de la iglesia, al comienzo, todos son parte de una célula. Pero a medida que recorren la Escalera del Éxito se vuelven parte de un G12. Su meta debe ser transformar su célula en un G12.
La oración específica
Un elemento fundamental dentro del G12 es la oración específica. En un principio se ora de una manera general pero, a medida que uno se va introduciendo en la visión, la oración también sufre transformaciones. Antes de comenzar su propia célula, se aplica la oración del tres por tres. En la época del profeta Daniel, sus enemigos procuraban que él abandonara su oración de treinta días para que le sobreviniera la muerte. Esta era una estrategia negativa, la cual, por supuesto también funciona en forma positiva. Cuando usted ora por una persona, por una familia o por una situación específica durante treinta días la inunda de vida. Por eso, cuando alguien desea abrir una célula, se necesita la oración de tres por tres. Esta consiste en que cada una de las tres personas aporta el nombre de otras tres personas y oran por ellas durante treinta días, en preparación para la apertura de una nueva célula.

Las metas, declaraciones de fe
Otro pilar dentro del G12 es proponernos metas específicas. Dividimos el año en trimestres para alcanzar objetivos acotados a esos períodos y, al concluir cada uno de ellos, evaluamos los avances del grupo. Este proceso es muy revelador en cuanto al real progreso del ministerio y el afianzamiento de la visión. Gracias a él, hemos podido notar que a veces ciertas cosas no contribuían a nuestro propósito.
Cada mujer, una líder
Otro punto a tener en cuenta es ver y tratar a la gente como futuros líderes. La persona acepta a Cristo, luego va a un Encuentro y automáticamente pasa a la Escuela de Líderes para conocer las enseñanzas del Maestro. A través de los Encuentros, de la Escuela de Líderes, la célula, la gente comienza a integrarse, a sentirse parte de la iglesia. En nuestra congregación, todo está tan integrado que ya no se dan más anuncios preguntando, quién quiere asistir a Escuela de Líderes, a una célula o a un Encuentro. Se creó una atmósfera tal que hace que esto surja de forma natural, como parte de la vida de la iglesia.
Aplicando la visión en su célula
Debemos entender que la célula es como la columna vertebral de la visión. En Hechos capítulo diez, el Doctor Lucas nos muestra el ideal de una célula. Del mismo modo en que lo relata la Biblia, en su célula podrá encontrar un Cornelio, un Pedro, así como amigos hambrientos de Dios. El centro de la predicación siempre es el Evangelio, el cual nos trae el conocimiento de Cristo.
En la célula siempre aplicamos la Escalera del Éxito
La Escalera del Éxito consiste en ganar, consolidar, discipular y enviar las almas. Todas las células son en sí evangelísticas. Si en una célula no se está ganando, tal vez sea porque la misma se halla enferma. La célula debe ser el medio para alcanzar a los perdidos. Tal vez, el presidente de Colombia no se sentiría muy cómodo asistiendo los domingos a la iglesia, pero el Señor permitió que abriéramos una célula en el Palacio de Gobierno para que, en un círculo más pequeño e íntimo, él pudiera encontrarse a gusto.

La célula debe ser evangelística
En la célula estamos pendientes de que la persona que viene por primera vez se sienta bien y a gusto. La predicación siempre es sencilla y práctica para que pueda entenderse.
Basados en Lucas 5:5b, obtuvimos la palabra rhema para abocarnos a las pescas milagrosas. Cuando Pedro había pasado toda la noche intentando pescar y no vio el fruto de su trabajo, se sintió frustrado. Al leer el relato, el Espíritu Santo me preguntó si me sentía frustrada también. Mi respuesta fue: “Si”, pues evaluaba que en dieciocho años de ministerio al lado de mi esposo no había alcanzado el fruto que anhelaba. El Señor me dijo que eso cambiaría si yo podía creerle. Y le dije: “Señor, deseo la misma pesca milagrosa que obtuvo Pedro, la cual parecía romper las redes. Eso es lo que quiero ver”. Hoy puedo testificar que lo he hecho. En nuestra primera campaña de pesca milagrosa, asistieron veinte mil mujeres, como ya compartí, tres mil fueron ganadas para Cristo las cuales fueron afianzadas por medio de la consolidación a fin de retener la mayor cantidad posible.